Un nuevo día en Pest. Vamos a decirlo: no nos conmueve Hungría. Pero por suerte salió el sol.
El día empezó en el museo de artes aplicadas, que tiene estos techitos de moda que tanto le gustan a Ale Yonfel. La colección era mala, pero miren el edificio. Además, sigue la cuenta de ahorro gracias a nuestra milagrosa Press Card, para el deleite de la liga de amas de casa... desesperadas.
Y de ahí, a la exposición más interesante que vimos hasta ahora. Una videoinstalación a 3 canales (y sonido 5.1) de una artista de Latvia. Un documental sobre una agencia de prensa estatal durante el comunismo en ese país. Emocionante, técnicamente impecable, genial. Por supuesto, le decimos a las señoritas Preger y Freire que ya hicimos las averiguaciones y presentaciones correspondientes, y estaremos trabajando sobre su caso, que se presenta maravilloso.
Todo esto era en el Trafó, una ONG bajo administración estatal, que administra este multiespacio cultural, que abría a las 4 de la tarde, pero la amigable Magda nos prendió el video especialmente para que pudiéramos verlo.
Y la joda superficial no paró, no. Acá, la sinagoga al final del Memorial del Holocausto. Un solo dato: un tercio de los que pasaron por Auschwitz eran húngaros.
Luego, la zona de las galerías de arte contemporáneo. Nos gustó esta serie:
Y al lado, la cosa más inexplicable. Una videoinstalación a 5 canales, de los cuales 2 no funcionaban. Una bolsa tipo de morgue, abierta sobre dos pedestales. Un libro de visitas. Y la yapa, un cuidador de sala con radio y retraso mental. Pero un inglés bastante perfecto. No entendimos nada. Pero daba miedo. Solo robamos esta foto desde afuera.
Y finalmente, una exposición de un proyecto del cineasta Jonas Mekas.
Caminando vimos un bar con cartel muy a lo Basch.
Lo mejor de Pest son sus edificios monumentales, con patio interno y millones de ventanas. Cada vez que se abre una puerta, pispeás un mundo. Este mundo era bastante concheto:
Los teléfonos públicos son rosas. Lau quiso hablar con su mamá (secret code Mamá).
Mientras tanto, agus fue a su bar de reprimidos.
Y Laurie contrarrestó y se metió en un negocio de dulces. Muy cutre.
Y después sí. Al final del día, el spa termal. Miren y saquen sus propias conclusiones.
Esta necesita un spa, y una buena hamburguesa...
Los chorritos son lo mejor.
Y con esto nos despedimos... Salud!




















3 comentarios:
Te lo pido el teléfono público rosa!!!! quiero quiero quiero! Los quiero, a uds! y a esas aguas termales también
Esa es precisamente la pileta a la que fui, con nieve y sin cámara de fotos.
Entiendo que Hungría no los emocione, pero ¿vieron cuán capital imperial decadente es Budapest?
Con nieve? Uau. Sí, decadente y con ínfulas. Hubiese estado bueno tenerte al lado, yonfel querido.
Publicar un comentario